sábado, 8 de noviembre de 2014

Conocerte- Loreto Sesma

Hay demasiadas cosas que aún tengo que conocer de ti, detalles como por ejemplo si eres de los que miran con nostalgia por la ventana del autobús o si eres de esos que analizan a cada persona que entra. Si de vez en cuando juegas a mi rompecabezas de intentar averiguar cuales son las penas que acarrea cada cuerpo; de dónde vendrán, si ellos también están enamorados o si lo estarán algún día. Puede que incluso acaben prendados de tu sonrisa, pero esperemos que no, porque yo quiero ser la ocupa de tus labios por mucho tiempo.
Me gustaría saber si también caes en la tentación de tararear tu canción favorita cuando suena en la radio, o si algún día podría ser el motivo por el cual tengas dos pies derechos, y no puedas levantarte ninguna mañana con el izquierdo.
Hay tantas cosas que ahogan mi cabeza que, por un momento, quisiera escribirlas en una lista como quien escribe la lista de la compra. Pero sé que eso no es posible porque si algo he conocido de ti es que tienes una letra inteligible y que jamás te descubrirías tras tu máscara de corazón fuerte.
Pero algún día lo harás porque no se puede besar con los labios cubiertos, igual que no se puede querer a un corazón que esta a oscuras. Pero qué te voy a decir a ti, con la de damas que se han roto la falda por intentar rozar un mínimo de tu mejilla, qué te voy a decir si eres el caballero que aparece para convertir cada momento en fantasía y luego desapareces, tal y como dicta tu guión. Porque eres como un sueño, pero aún así siempre serás ese chico que se acomoda en la esquina del bar y que nunca tiene la copa vacía.
Quiero conocerte, saber de ti y que, una noche cualquiera vayamos al bar de siempre y se te olvide que solías pedir un tiro largo de Jack, porque estés tan ocupado intentando conocerme que todo se desvanece a tu alrededor.
De momento, voy a limitarme a sonreírte porque se te ve muy solo en esa esquina del bar. Quién sabe si cuando vayas a pedir la cuenta, la camarera con su falda tan corta te invita a otro trago más; o quién sabe si me acerco, te susurro todo esto y nos tomamos juntos la siguiente.
Porque hasta ahora sólo he jugado a intentar saber cómo eres, ahora es el turno de conocerte.



miércoles, 5 de noviembre de 2014

0 00h: hora pu(n)ta- Loreto Sesma

Existe una leyenda que afirma que cada cinco personas que sonríen, tres lo hacen como consecuencia de otra sonrisa. Y esto es como todo en la vida, tendrá una parte de verdad y una de mentira con moraleja, supongo, porque yo nunca llegué a entenderla.
Por otro lado, mi mejor amigo siempre decía que si tu sonrisa depende de alguien, nunca sonreirás; y ahora él lo hace cada vez que aparece únicamente la inicial de su nombre. También he llegado a escuchar que existe gente que tiene un corazón de hierro que es completamente un escudo antibalas; me gustaría a mí saber si también es antiflechas y así intentarme hacerme con uno de esos.
El otro día hablando con un amigo un tanto capullo habló de regalarle flores a una tía, y es como si toda la primavera se hubiese rendido ante su sonrisa que juro que se abría más que los capullos de todas esas rosas. Todas las copas que había roto, me refiero a la de los sujetadores, parecieron desvanecerse para demostrar que a veces el hierro de un corazón como ese se funde si sabes como tratarlo.
yo por mi parte soy una chica enredada en un poema cuyos versos acrósticos me gritan: sé valiente. Y yo me escondo en sus letras, escribo historias paralelas que nada tienen que ver conmigo; describo a la perfección los besos que se dan, se roban y se rompen en otros labios que no son los míos, los besos de otros, dime tú si eso no es una putada; incluso dejo un hueco, un paréntesis, para describir de la manera más triste y melancólica que pueda una despedida. Supongo que todo está relacionado con este miedo continuo que tengo de fallar(te), que es completamente irracional, como lo increíblemente dependiente que soy de los brazos de mi madre después de todos estos años conviviendo bajo el mismo techo; o que no tenga ni idea de cómo él se ríe pero intente yo saber cómo es una carcajada para no olvidarlo nunca e intentar hacerle sonreír siempre que pueda.
Y es que, cielo, a nosotros nunca nos quedará París. Pero te prometo que estos brazos, y esta sonrisa intentarán compararse algún día; porque a nosotros siempre nos quedará la poesía. Y la poesía es la comisura de tus labios jugando con un cigarrillo, y el aire enredándose con el humo que expiras, y yo describiendo todo esto mientras te digo que la vida es una putada, pero que al menos quiero que estés conmigo.



lunes, 3 de noviembre de 2014

Pasar página es cerrar el libro- Loreto Sesma

Cielo, se ha roto el reloj del salón, ni rastro queda de las notas que me dejabas en la mesilla por las mañanas, que decían: " Pequeña, he ido a comprar el desayuno. Pd: no te preocupes, a comprar tabaco ya iremos juntos". Las paredes de esta casa echan de menos nuestras peleas por el mando los viernes por la noche, cuando no nos apetece salir y a penas encuentro películas con las que gritar, como solíamos hacer nosotros, que nuestra vida no tenía nada que envidiar a su falso guión.
Hace unos meses, cuando me preguntaban si existían los imposibles, yo les contestaba que no, porque para mí, era realidad lo que otros llamarían utopía. Y así fue como descubrimos que los mejores sueños se tienen despiertos.
Pero cómo no, la vida a venido a pedir cuentas y nuestro sistema besonómico, para nada deficitario, se ha desplomado sin que nadie nos ofrezca rescate.
Hace unos meses, cuando me preguntaban cómo te conocí, yo les contestaba que no te conocía, no del todo, y que además eso era lo que más me gustaba porque cada día tenía que descubrir una nueva manía de las tuyas: como que te gusta el café templado o que las noticias de la cinco te ponen nervioso; que los lunes ves esa serie americana de asesinatos o que a pesar de hacer calor, tienes que taparte con las sábanas.
Pero ahora, he aprendido que hay errores que tienen nombre y apellido, que a veces valoramos más lo que no hacemos y que nos mintieron cuando nos dijeron que soñar era gratis, porque al final la realidad viene a cobrarte un par de hostias. He aprendido que levantarse tras la caída no es un deber, sino una necesidad y que no son los labios quienes echan de menos los besos, sino los besos quienes extrañan tus labios.
Porque ahora soy yo la que he escrito una nota y la he dejado en la puerta de casa, y pone: "cielo, salí a ver como era la vida sin ti y desde entonces no he vivido; vuelve.  Pd: por ahí lo llaman amor, pero yo le he puesto otro nombre, el tuyo; espero que no te importe."
Y todavía no has vuelto.